Director: Stanley Kubrick. Basada en el libro semi-biográfico de Gustav Hasford “The Short-Timers” – por: Lourdes Garay
Disciplina. Tortura. Bullying. Sufrimiento. Maltrato físico y psicológico. Marines. Guerra. Sentir que la muerte te está tocando el hombro. Rendirle homenaje a tu país. Intentar llegar a un estándar inexistente impuesto por el Ideal del Yo (sargento). Momentos de comedia. Instantes de locura. Suicidio. Brutalidad. Violencia no glorificada. Deshumanización. Despersonalización. Crudeza. “Born to Kill”. Algunos adjetivos y frases con los que se puede describir Full Metal Jacket.
Esta película se divide en dos partes: el período de preparación para la guerra, por un lado, y por el otro, la guerra de Vietnam. Si falta una parte, no entendés la otra. Es necesario ver toda la primera parte del entrenamiento, el proceso de deshumanización, para entender lo que se viene a continuación.
PRIMERA PARTE
Empieza la película, y el primer plano que tenemos es cómo les rapan la cabeza a los futuros soldados; ahí ya te da un indicio de cómo comienzan a perder esa persona que eran, para convertirse en otra, en los insensibles marines. Robots que siguen indicaciones de sus superiores. Pierden el miedo a morir y a matar.
Luego de eso, un maltrato físico y psicológico por parte del sargento para deshumanizar a los marines. Algo totalmente deplorable, pero que a la vez era necesario ya que ellos tenían que ir a la guerra, matar gente. Necesitaban dejar de sentir lástima, pena, dolor. El entrenamiento comienza a ser eficaz, porque a medida que avanza la película, se van convirtiendo en lo que el Sargento Hartman quería.
“A partir de ahora sólo van a hablar cuando se les hable. Si alguno de ustedes, nenas, sale de esta isla, si sobreviven a este entrenamiento, van a ser como armas, ministros de la muerte en busca de la guerra. Pero hasta ese día, ¡son una mierda! Lo más bajo de la tierra, ni siquiera son seres humanos. Cuanto peor les caiga, mejor aprenderán”. Técnicas que utiliza para lograr que cambien. De tantas veces que te lo repiten, uno empieza a creerlo.
El hecho de que él les cambie sus nombres propios, aquellos que llevan desde que nacieron. Les borra su identidad. Y les pone nombres tontos, graciosos, pero desde un punto de vista macabro.
La repetición constante de frases, que, eventualmente, se convierten en propias: “Este es mi fusil. Hay muchos otros, pero este es el mío. Mi fusil es mi mejor amigo. Y es mi vida. Tengo que dominarlo igual que me domino a mí mismo. Sin mí, mi fusil no sirve. Sin mi fusil, yo no sirvo. Tengo que acertar con mi fusil. Tengo que disparar mejor que el enemigo que quiere matarme. Tengo que darle antes de me dé a mí. Lo haré. Lo juro por Dios. Mi fusil y yo somos los defensores de mi país. Dominamos al enemigo. Y salvamos mi vida. Así sea hasta que en vez de enemigos haya paz. Amén.” Cada noche antes de dormir. Llegan a creerse eso que repiten constantemente.
Es irónico el hecho de que el Sargento Hartman sea fiel creyente de Dios y la Virgen María, pero que a la vez maltrate a los marines para que vayan y maten gente. Una relación entre la religión y la guerra. Y si eras comunista o ateo, se encargaba se insultarte por eso. Es como que tenía ciertos principios imborrables.
GOMER PYLE
Llegamos al, quizás, personaje más emblemático de toda la película, aquel con un final lamentable. El más inocente. El discriminado por su peso. El que se ríe cuando no debe, y le trae consecuencias. Le cuesta seguir las reglas. Provocado por intensos maltratos, primero por parte del sargento, luego de sus compañeros, cuando, enojados porque por culpa de Pyle, el sargento los castigaba, lo amarran contra la cama y comienzan a pegarle sin parar con jabones metidos adentro de toallas, y, para que no grite, le tapan la boca con una toalla.
Luego de ese hecho desgarrador, comienza a mejorar su rendimiento. Aunque se lo ve en trance en gran parte de las escenas, su ser cambió, presta atención, es de los mejores en tiro, y de ahí, nace su nuevo “motivo”. Es cuando escucha dar un discurso a Hartman que decide matar a aquel que tanto lo agredió, a esa figura que lo despersonalizó, que lo convirtió en esa persona horrible que parecía que no quería ser. Una noche, en el baño, mata al sargento, sin escrúpulos. Seguido de eso, se pega un tiro. El jóker presencia todo, trata de persuadirlo, pero no logra nada, ya que él estaba decidido. Y no lo mata al jóker, quizás porque fue el único que siempre lo trató bien, a pesar de haberlo golpeado.
Lograron que se convierta en una máquina de matar. Ese objetivo que buscaron desde el inicio, pero elevado a la décima potencia.
Ideal del Yo-Líder y Éxtimo//Sargento Hartman y Gomer Pyle:
El Sargento es ese Modelo de lo que se debe ser: hay que obedecerlo, se busca que él te reconozca con una previa sumisión. Es el Ideal del Yo. Algo que se vuelve inalcanzable, ya que siempre va a exigir más.
Aquel que no cumple, el que aleja del grupo es el Éxtimo, que, en la película, sería Gomer Pyle. Ese que no llega a cumplir con el objetivo, aquel al que no le dan su aprobación. Pero que de algún modo lo necesitamos para formar un “nosotros”.
Se necesita construir a un Éxtimo para que contraste con lo establecido. Porque están los soldados que siguen las reglas (tal vez por temor) y está Gomer Pyle, aquel que intenta pero que sigue siendo un perezoso. Hasta convertirse en el Otro, que es cuando logra matar. El detalle es que mató al Sargento y se suicidó.
SEGUNDA PARTE
Posterior a los hechos ocurridos, pasamos a la segunda parte de la película: la guerra de Vietnam. Se puede observar en las escenas cómo los soldados no saben qué están haciendo ahí. No tienen idea qué decisiones tomar. Cuál será la correcta. Y se guían por el instinto. Porque no están convencidos de lo que hacen. Es por eso que cometen tantos errores y pelean entre ellos. Sólo saben que tienen que matar a los otros.
En una escena Rafterman le dice a Animal Mother: “Al menos murió por una buena causa”. Él le pregunta: “¿Qué causa fue esa?”. A lo que Rafterman le responde: ¿Libertad? Y Animal Mother le dice: “Enfílate las neuronas, nuevo. ¿Te crees que matar a los otros es por libertad? Esto es una matanza”. Dando indicios de que sabe que lo que está haciendo no es lo correcto. Pero es lo que tiene que hacer. Y no tiene alternativa. Aunque por lo menos es consciente.
Los medios de comunicación en la guerra:
Sólo les importa transmitir algunos mensajes para manipular el estado de ánimo de los lectores y no para informar. Paralelismo claro de cómo son los medios en la realidad. Ej: “en lugar de ´búsqueda y exterminio´ se usará ´limpieza y despeje´”, dice el director de la revista en una escena que comparte con el Jóker.
Es tremendo cuando te das cuenta de la manipulación que ejercen los medios en nosotros. Sobre todo, cuando caes en que todo está hecho, no hay nada real.
JÓKER
En los planos de la guerra, se puede observar cómo hay una especie de dualidad entre los soldados. Por ejemplo: un oficial le pregunta al Jóker qué lleva puesto en el uniforme, a lo que él responde que es una insignia de paz. Seguido de eso, le pregunta qué tiene escrito en el casco, y él responde: “Born to Kill”. El oficial le pregunta si es una broma de mal gusto, dado el contraste. Y Jóker le responde que se refiere a la dualidad del hombre. Algo que está muy presente en este personaje. Ya que en el inicio ayudaba a Gomer Pyle, pero luego le pegaba con una toalla y un jabón. Y después se lo muestra arrepentido, torturado.
Y cuando lo entrevistan dice: “Quería ser el primer chico de mi barrio que volviese con un muerto certificado”. No se sabe si lo dice porque realmente es lo que piensa, o si lo dice para convencerse de que ese es su deber, de que eso es lo que se espera de él.
En las escenas que comparten los cuatro soldados, se puede ver perfectamente los traumas que acarrean debido a la guerra. Tiran frases que podés estar analizándolas un montón de tiempo. Porque llevan una especie de contrariedad, tal como la anterior.
La escena más dura de la película es cuando Jóker enfrenta a la niña que había asesinado a su amigo de guerra, Cowboy. Él no es el que la dejó agonizando, pero sí el que la mira a los ojos cuando la mata, cuando ella le ruega: “Dispárame. Dispárame”. Y él le dispara.
Y ahí, es cuando algo cambia en él, su mirada ya no es la misma, ya no tiene esa picardía del principio. Ahora carga una muerte sobre su espalda. Tiene la mirada deshumanizada. Aquello que se esperaba ver a lo largo de la cinta. Aquello por lo que el sargento hubiese estado orgulloso.
FINAL
A medida que avanza la guerra y van sufriendo bajas, los soldados empiezan a tener crisis sobre si realmente podrán lograr ganar, ya no creen en sí mismos. No se creen capaces. Pero sí sigue estando ese espíritu de camaradería. Pase lo que pase, están ahí, juntos. Por más que no lo expresen, son los únicos que entienden, comprenden lo que es pasar una guerra. Todo el sufrimiento, el dolor, la injusticia. Palpan la muerte con sus dedos. Y es por eso que la camaradería siempre va a estar entre ellos. Porque lo vivieron juntos.
Luego, ya hacia el final de la película, en la escena que van marchando al ritmo de la canción de Mickey Mouse, Jóker dice: “Estoy tan feliz de seguir vivo, en una pieza y a punto. Este mundo es una puta mierda, sí. Pero estoy vivo. Y no tengo miedo”. Está listo para enfrentar lo que sea. Logró, finalmente, no sentir nada. Mickey Mouse, un emblema norteamericano. Cantan la canción como haciendo alusión a las escenas de la primera parte, cuando el sargento los hace marchar al ritmo de diferentes melodías “graciosas” si se quiere decir. O cotidianas.
La película está disponible en HBO Max.